EL CAZADOR DE ABEJAS
Las lomas de Cambao y Seibabo lo conocen de memoria, por el tanto ir y venir "cazando" abejas para hacer unas colmenitas. De sus inicios como apicultor amateur recuerda las encendidas que le daban los enjambres cuando intentaba encerrarlos en una caja.Pero nada le quitó el sueño. Ni el ardor de los aguijonazos en cierta mañana de verano, hace más de 15 años, cuando se envalentonó e intentó domar aquel puñado de melíferas españolas que componían panal en el tronco de un bienvestido.
"Entonces no conocía el oficio, pero fui leyendo cuanto libro de apicultura caía en mis manos, busqué consejos de los colmeneros más experimentados y aprendí de cada novatada."Decían en el barrio que yo estaba loco. Yo trabajo en el taller de maquinaria de una cooperativa cañera, y cuando terminaba la jornada cogía el monte a buscar enjambres. En 1986 tuve mis primeras colmenas y mientras más conocía, más se me abrían los caminos."Del monte pasó al patio de la casa. En una pequeña carpintería comenzó a fabricar sus propias cajas y todo lo necesario para el apiario que crecía ante los ojos de la familia y los vecinos.
"En 1990 logré mi primer contrato, después de ganar un gran pleito contra las ambiciones de algunos que no admitían mis colmenas en esta zona de Cambao, donde espacio sobraba. Pero convencí a todos de que se estaba perdiendo miel y se resolvió el problema."Hoy tengo 85 colmenas en tres apiarios y sigo creciendo. Además de producir miel, me desvivo por el propóleo, a pesar de que en su extracción las abejas te acaban a picadas las yemas de los dedos." Eliseo Herrera Mangano sacude su memoria. Habla de desvelos, madrugadas, de intenso ajetreo y de los resultados que lo comprometen."Mi batalla es, primero, por los altos rendimientos. Del 2000 a la fecha logro más de 100 kilogramos por colmena y trabajo por más.
"Eso lleva muchos poquitos; poner la lámina para la cría y producción cuando la lleva, instalar la media alza y castrar todos los meses. La cámara de cría tiene que ser nueva y a la Reina la reviso constantemente, y la cambio cuando la veo floja ."Si te demoras en todas estas cosas se debilita la colmena, pierdes abejas obreras, las crías, la miel y todo lo demás. Por eso, el buen colmenero tiene que olvidarse de fiestas, días feriados y de mucho descanso. En un apiario hay trabajo para estar ocupado todo el tiempo."Muchos hablan de que ganas mucho dinero, pero sólo nosotros sabemos cuánto cuesta enderezar la producción y la economía. Más que los resultados, me interesa la calidad de las producciones. Yo no soporto que me llamen la atención. Nos exigen, pero nos atienden y nos buscan cuanto necesitamos para trabajar.
"Su familia no está ajena a los quehaceres en el colmenar. Con 13 años, su hijo Yunier hace de todo y un hermano lo ayuda. La esposa y la hija también apoyan."Eso, más los resultados, significan un serio compromiso. Como colmenero me quedan cosas por hacer y aprender. Pretendo llegar a 100 colmenas y dedicarme solamente a la apicultura. Ya Eliseo Herrera Mangano no es un simple cazador de abejas." script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript">
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