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Oscar Alfonso Sosa

NO HAY TREGUA CON EL AEDES AEGYPTI

NO HAY TREGUA CON EL AEDES AEGYPTI

La lucha contra el mosquito Aedes aegypti, trasmisor del dengue, asume hoy otros matices en la central provincia cubana de Sancti Spíritus con la implementación de un Programa de Sostenibilidad que aglutina a entidades y organismos, entre los que se encuentran Educación, Salud Pública y los Medios de Difusión, para consolidar las tareas de prevención, vitales en esta estrategia. 

El territorio, con reconocimiento nacional al término del 2006 al no reportarse en su geografía traspaso local de la enfermedad ni dispersión y  establecimiento de su agente trasmisor, consolida la vigilancia, tarea que posibilitó en los dos primeros meses del año detectar y erradicar con urgencia menos de una decena de focos en los municipios de Trinidad, Taguasco y Sancti Spíritus, todos introducidos desde localidades aledañas. Según apreciaciones del Master en Ciencias Carlos Cruz Pineda, director en funciones de la Unidad Provincial de Vigilancia y Lucha Antivectorial, el no existir focos autóctonos del insecto es un gran mérito, avalado por  la permanente inspección y la acción agresiva dónde aparezcan larvas y adultos del indeseable insecto. 

Actualmente hay instaladas en la provincia más de 4 000 larvitrampas con lo que se mantiene activo el sistema de vigilancia, que abarca también las posibles zonas de riesgo o más vulnerables para la introducción del mosquito en suelo espirituano. Como elemento distintivo en la lucha contra el Aedes aegypti, pobladores del municipio espirituano de Taguasco iniciaron la experiencia del control biológico del agente trasmisor del dengue a partir de la cría de peces ornamentales, que al decir iniciadores, es tan efectiva que elimina a la larva y el adulto cuando este se posa sobre el agua. 

Ninguna labor para erradicar al Aedes sería efectiva si se descuida el saneamiento ambiental, el intradomiciliario, el quehacer de los trabajadores de la campaña y el apoyo popular, fuerza decisiva en la neutralización del causante también de la fiebre amarilla, descubrimiento del eminente médico cubano Carlos Juan Finlay, a finales del siglo XIX. script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript">
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