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Oscar Alfonso Sosa

¡ VENGAN AQUI ESTA CAMILO!

¡ VENGAN AQUI ESTA CAMILO!

Noviembre, 1958, Las fuerzas del Ejército Rebelde que operaban en territorio villareño suman éxito tras éxito y extendían su dominio. En el Frente Norte Camilo avanzaba en su aspiración de unir a todas las fuerzas que operaban en la zona, y ahora para arremeter contundentemente contra los efectivos de la tiranía y acelerar así la liberación del territorio.

Mientras tanto, en el centro de la provincia y específicamente en las montañas del Escambray, la columna invasora  No. 8 Ciro Redondo, bajo el mando del Comandante Ernesto Che Guevara, afianzaba su dominio y preparaba las acciones que posteriormente abrieron las sendas del triunfo.  Conocedores de las pretensiones del Ejército Rebelde, el alto mando de la tiranía prepara la ejecución de un plan ofensivo contra los efectivos acantonados en las cercanías de Sancta Spíritus, que incluía el ataque contra la Comandancia del Che, ubicada en las proximidades de El Pedrero. La astucia militar del Jefe Guerrillero le permite acertar los posibles itinerarios a seguir por el enemigo en su ofensiva. Pocos sabían que esta situación posibilitaría a Camilo y al Che compartir la misma trinchera una vez más, la última en la etapa final de la guerra de liberación. ''Sucede que mientras nosotros operábamos en el Frente Norte de Las Villas estábamos al tanto de las acciones del Che y sus hombres'', comenta el entonces capitán Orestes Guerra, jefe del Pelotón de la Vanguardia de la columna No. 2 y su segundo al mando. “Camilo, entre las cosas que pretendía, trataba con insistencia de lograr entrevistarse con el argentino  en el Escambray, un hecho que, a petición del Che, fue posible a finales de noviembre de 1958.

“Entre los escogidos para acompañar al Señor de la Vanguardia estábamos Manolo Cabezas, Sergio del Valle, Albis Ochoa  y yo, subordinados una vez al Che en la Sierra Maestra. También nos acompañaron, entre otros, Ernesto Guevara (Tétiro) y Félix Torres, quienes serían presentados al jefe de la Columna No. 8”. A caballo, los hombres se disponen a emprender la travesía en busca de la Comandancia del Che en El Pedrero. Partimos desde el campamento nuestro en La Caridad, Yaguajay, hasta el punto donde esperaban los hombres de la vanguardia de la tropa del Che, en Santa Lucía.

En el lugar abordamos una camioneta que nos llevó hasta la zona de El Pedrero. “Nuevamente viviríamos la alegría de las montañas y ascendiendo nos cogió el amanecer, todos mojados por la humedad propia de la neblina típica del invierno, mas, nos picaba la desesperación por encontrarnos con quien fuera nuestro jefe en la Sierra Maestra, a pesar del peligro de la travesía". ¿Cómo fue el encuentro entre los dos comandantes guerrilleros? “Bueno, a la mayoría no nos sorprendió los improperios y las bromas que Camilo se gastó con el Che, sólo él podía hacerlo por la amistad, el cariño y el respeto. Pero fue un reencuentro matizado por la alegría. “Recuerdo que sobre el tronco de un algarrobo dialogaron largamente, sobre todo, para conciliar la estrategia de las fuerzas rebeldes en Las Villas. Ambos almorzaron y realizaron prácticas de tiro con pistola, donde el Señor de la Vanguardia también hizo gala de su fino humor criollo.  

EL ENEMIGO ACECHA

Mientras las fuerzas rebeldes alcanzaban éxitos tras cada acción ejecutada, al enemigo se le hacía cada día más difícil contener el empuje de los revolucionarios. Por ello, el Estado Mayor Conjunto del Ejército Constitucional ordenó ejecutar su plan estratégico para Las Villas, aprobado el 23 de noviembre de 1958. Seis días después, el coronel Alberto del Río Chaviano, jefe del Tercer Distrito Militar y del Regimiento No. 3 Leoncio Vidal, ordenó la concentración de mil hombres, carros M-8, bazucas, ocho tanques de esteras, morteros y otras provisiones bélicas  en Fomento y Cabaiguan. Desde allí partiría todo este conglomerado hasta Gavilanes y El Pedrero, donde los batistianos suponían estaban asentados los rebeldes. Las tropas enemigas eran superiores en hombres y armas, estaban entrenados para la lucha irregular y tenían cierta experiencia combativa, adquirida en la Sierra y la persecución de las columnas invasoras a su paso por Camaguey. Según el plan del alto mando de las tropas gubernamentales, se avanzaría en tres direcciones. Cabaiguán-Santa Lucia, Fomento-Sipiabo-El Pedrero y Sancti Spíritus-Manaquitas-El Pedrero.

Para facilitar el avance se ordenaron misiones de ablandamiento de las posiciones rebeldes a partir de bombardeo y ametrallamiento de las zonas donde se suponía estaban concentrados. El Che, por su basta experiencia guerrillera, dedujo que su Columna sería el blanco principal de la ofensiva de la tiranía, por lo que preparó el teatro de operaciones. Asegurar una correcta defensa de su fuerza, que no superaba los 150 hombres, con armamento diverso y escaso parque, y concretar estrategias para dificultar el avance enemigo fueron tareas primordiales para el Comandante rebelde y sus soldados.

En la zona de Manacas-Ranzola, cerca de El Pedrero, se ubicó el puesto de mando de los rebeldes. Experiencia combativa y  una elevada moral eran las armas principales de los barbudos.

COMBATEN LOS DOS COMANDANTES

 En El Pedrero, la calma fue rota por la incursión de dos aviones B-26 y una avioneta. Al instante corría la noticia de que fuerzas de la dictadura, divididas en tres columnas, se movían  desde distintas direcciones con fuerte apoyo logístico para intentar desalojar a los rebeldes de sus posiciones y neutralizarlos. “El 30 de noviembre el Che le dice a Camilo que por el itinerario Fomento-El Pedrero se movía como un centenar de casquitos, dos tanques de estera y una tanqueta, recuerda Orestes Guerra. “Mi jefe pide autorización y asume el mando de los hombres emboscados en El Pedrero. Como casi siempre, Camilo ordena disparar sólo cuando el enemigo estuviera al alcance y tiro a tiro. Los casquitos nos venían con todo y no se podía gastar ni una bala.

“El Che estaba preocupado por la situación, pero Camilo con mucha tranquilidad le dijo que se calmara, que por allí no pasaría nadie. La estrategia de Camilo fue que nosotros rodeáramos al enemigo y a cada rato le disparáramos para no dejarlos descansar. “Recuerdo que el ejercito comienza a subir, pero estaba como indeciso. Avanzaba un poco y retrocedía, aun cuando tenía el apoyo de la aviación. Hubo quien se admiró al ver a Camilo fajarse con una avioneta, pero él era así. “Entonces Camilo se da cuenta del sube y baja del enemigo y se encarama en una piedra y les grita: ´ ¡Vengan, que aquí está Camilo!¨. Yo no sé si lo oirían, pero pusieron pies en polvorosa. “En la huida los casquitos dejaron armamento botado que recogimos.

Por orden de Camilo, los hombres del Che derribaron palmas que fueron tirando al medio del camino para evitar el avance de los blindados enemigos por otras posiciones. “Por todos lados les estábamos dando una paliza a los batistianos. Bien tempranito, el primero de diciembre, Camilo extiende la línea de fuego y organiza a los hombres para no darle ni el más mínimo chance al enemigo. Se peleó duro, le hicimos muchas bajas al enemigo y hasta apresamos un tanque. Fue una suerte tener a Camilo una vez más, peleando junto al Ché”.   script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript">
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