Blogia
Oscar Alfonso Sosa

LAS VEGAS DE FILLO TORUMBO

LAS VEGAS DE FILLO TORUMBO

Me lo habían advertido: ‘ese isleño es una leyenda, no hay vega ni pega dura en el campo que le asuste y de los años se ríe; para qué contar’. Camino a Santa Lucía, en Cabaiguán, la curiosidad me impacientaba. Pensé en una de esas tantas historias románticas de canarios salpicada por algo de gracia popular. ¡Craso error! 

A la distancia la quijotesca figura te sorprende. La memoria estaba programada para un anciano de 82 años que cuando más daba algunos pasos en la vega para echar un vistazo y sugerir algo. ¡De eso nada! Walfrido González Enrique, o mejor, Fillo Torumbo, como lo conocen en “mi Santa Lucía de siempre y hasta en Canarias”, se burla del tiempo. Lo constatas desde el apretón de manos que te regala como saludo, en medio del sembradío.“Esos muchachos están vencidos, ni me cansan”, dice sonriendo. Mientras caminamos rumbo a la vega grande la memoria comienza a desgajarse y te cuenta entonces cosas increíbles de un “mozo cargadito de años”, según dice ser. 

“En la cosecha pasada sólo me dejaron subir hasta  la altura de la quinta o sexta barredera en la casa de tabaco, dicen que pa’ cuidarme de una caída por eso de los años y que si un mareo y esto y aquello otro, yo los entiendo. Pero fíjate que con 80 abriles me trepaba hasta lo último. ¿Qué soy un isleño perseverante, insistente? Sí compadre,  pero es que no puedo estar tranquilo. Mi cuerpo está hecho pa’ trabajar.

 

“Con esta bola de años guataqueo, repaso, desbotono, cargo tabaco pa’la casa de curar y me siento entero. Oiga, no es fácil. Yo estoy rodeado de mujeres entre esposa, hija, nietas, mis sobrinas. Ya debes imaginar, no se cansan de regañarme, hasta mis parientes en Canarias, pero no les hago caso. ¿Descansar? Ya habrá tiempo.

 

“Últimamente hasta el médico me ha dicho lo suyo. Hace unos días lo visité porque una rodilla me estaba dando funciones y allá va eso, que si esas rodillas llevaban tanto tiempo arando, que si guataqueando, que si el campo. ¡También me quiere tranquilito en mi casa! Yo lo escucho pero de eso na’. El campo es mi vida, me lo ha dado to’. No hay remedio.

 

¿Por qué la pasión por las vegas?, indago.

 

“Oh,   eso es historia larga y ni un tantito así se me ha olvida’o. Yo era un vejigo, tendría 11 años más o menos y el viejo, natural de Islas Canarias, tenía su conuco por aquí mismito. Santa Rosa se llamaba aquella finca y el tabaco era lo principal. Ahí aquel isleño comenzó a entrenarme en la surquería pa’ la vida, sin decir ni una palabra. Cuando cumplí los 16 me hizo su partidario, me dio una yunta de bueyes y a trabajar la tierra se ha dicho. Se acabó el págame esto y págame lo otro. Pero por suerte me preparó de maravillas.

 

“¿La primera vega? ¡Fenomenal!. No era como ahora, faltaba de casi todo. Na’ma tenías asegura’o la tierra, los bueyes, la postura y tus brazos pa’ entrarle al surco. De regadío nada, era a lo que el cielo mandara. Fíjate,  yo llegué a halar agua de un pozo y con una pipa y un jarrito me las ingeniaba pa’ la resiembra. Ni pensarlo es bueno, aquello era de anjá.

 

“De esa fecha hasta hoy van 66 vegas; lo anuncio así, tranquilito, pero como hay que echar posturas pa’lante y encaramar cujes en la casa de curar. Los últimos años han sido horrorosos y en la cosecha pasada pesamos 150 quintales con un rendimiento de más de 600 por caballería. ¡Tremendo!

 

¿Oiga, pero con 82 años su salud parece de hierro?

 

“Es cierto, estoy fuerte como un trinquete pero yo digo que es cuestión de suerte. Mira, yo me cuido bastante, me alimento bien, no trasnocho sin necesidad, ni me llovizno si no hay un problema de urgencia, nada de ron, cigarros. Una cervecita sí. ¡Pa’l frío que me den chocolate!

 

“Pero como uno va sin parar pa’ viejo preparé mi relevo. Ahí está Ranqui Denis, el esposo de Yaneli, una de mis nietas. Ya es un maestro en las vegas. Le tocó lo más gordo de la herencia. Tengo una familia que es un tesoro y eso me da fuerza pa’ cada día cuando amanece vestirme de guajiro y de isleño y ponerme a trabajar.

 

“Si no es en con el tabaco es con las vacas, mudando bueyes, haciendo algo. ¡Sentado sí que no! Cuando menos dando algún consejo a quienes empiezan en la vega.

 

“¡Qué bueno es tener tu propio semillero!; es una garantía. Y lo otro es disciplina. En la surquería cada cosa tiene su tiempo y si fallas la cosecha te pasa la cuenta. La tierra es como una persona;  la atiendes bien te saca de cualquier mal rato. Si la maltratas te lleva al abismo”.

 

¿Hasta cuando la perseverancia isleña le llevará a los sembrados?

 “Mientras me pueda sostener en pie ahí estaré, aunque me sigan regañando. En estas tierras nací, crecí, hice una familia y aquí me muero. Fillo Torumbo no ha hecho su última vega.script src="http://www.google-analytics.com/urchin.js" type="text/javascript">
</script>
<script type="text/javascript">
_uacct = "UA-2728677-1";
urchinTracker();
</script

0 comentarios